El Desarrollo Orientado al Transporte (DOT) surge como una respuesta al crecimiento horizontal de las ciudades a partir de la década de los 50 en los Estados Unidos. Este modelo de crecimiento de estructura edificada se distinguía por su baja densidad, carencia de planificación, movilidad de dependiente de automóvil e imagen urbana afectada. Estas características, aún en la actualidad, traen consigo altos costos de infraestructura y afectan la sostenibilidad económica, social y ambiental de las ciudades (Instituto de la Ciudad de Quito, 2017). EL DOT es un conocido enfoque de la planificación que promueve el desarrollo urbano sostenible mediante la integración del transporte público, la densidad , la compacidad, la intermodalidad y los usos mixtos en un área cercana accesible mediante locomoción humana (Campos, 2019). Este tipo de planificación, además de estar orientado a nuevos tipos de desarrollo, debe pretender la evaluación de entornos urbanos ya construidos que originariamente no fueron pensados desde un enfoque DOT. La construcción del Metro de Quito está en marcha y a menos de un año de ser inaugurada (El Comercio, 2019). Las 15 paradas en construcción, que conforman el sistema del metro, tienen un contexto con características urbanas particulares. La dinámica territorial de las circunscripciones de las paradas ha empezado a modificarse en distintos aspectos. La gentrificación, especulación del suelo y los conflictos de actividades han empezado a parecer en los alrededores. La presencia de las paradas del metro produce escenarios inéditos dentro de la estructura edificada que modifica aspectos cuantitativos y cualitativos de la ciudad que deben ser estudiados, analizados y debatidos para entender de una manera integral el funcionamiento de la ciudad y su relación con los sistemas de transporte masivo